María Antonia González Echeverri
Escribe para sanar sus frustraciones internas. Descubre que no hay dolor ajeno y aprendió a narrar la realidad que se pierde entre lo noticioso. Sus historias son sencillas y cotidianas: habla de mujeres, toca temáticas queer, cubre oficios tradicionales e ignorados como el de los areneros tradicionales, y se mete a los guetos que cambian balas por libros. Arrastra el lápiz por la gente que tiene el coraje de compartirle sus historias, sin esperar mucho a cambio.